Agricultura del espíritu

Sincronizar con las Lunaciones

La primera vez que Brisa me leyó la carta me dijo, que nací en la lunación de Leo. No entendí, asistía de recién estudiante en sus clases de astrología. 

El primer año que fui entrando en las lunaciones, iba aún a ciegas, se me escapaba algo. Me faltaban piezas. 

Era mi segundo año de estudiante de astrología y no había entrado aún en ciclos.

Me faltaba un sol que me acompañase, una fuerza amiga de luz iniciadora. 

El segundo año de lunaciones que era mi tercer año de astrología, si fue acompañada. Todo cambió y completé con disciplina el ir observando las lunaciones y relacionando mis procesos. Limpié sobre todo prisa y fui ordenando mis valores sincronizándome con el tiempo natural de la Tierra. Bajé mi fantasía y me amplié en el realismo mágico. 

El siguiente, comencé a imaginar cosas que me gustaría hacer. En el barco de Huelva a Tenerife, entregué mi cola al Atlántico y le pedí permiso al agua para trabajar con ella. Imaginé círculos de familias reuniéndose a través del canto, el cabello, la imaginación, la expresión, el espíritu y la Tierra. 

Al siguiente año comenzaron a cumplirse muchas cosas, y tuve el coraje que necesitaba para empezar por algo. Porque toda la inmensidad que sueñas a la vez, es complicado. 

Superé que aunque sentía que no estaba lo preparada que pensaba que debía estar, aprendí que sí estaba lo suficiente. Y que tenía que estar preparada para enfrentarme a no estar preparada, e ir aprendiendo a que nunca llegaré a la sensación de no olvidarme nada, de lo completo, porque yo soy una pequeña parte comunicando incompleta y seguro que tú pones esa otra parte que hace mayor lo que esté pasando.

Que no todo depende de mí, sino de lo que nos une cuando nos encontramos. Que no soy tan importante, que no es para tanto. Que hay algo mayor que está circulando, ordenando y nutriendo el sentido. 

Siempre hay algo, cada año, cuando paso por los mismos sitios. Sé que nunca se acabará el zumo que pulsa el aprendizaje en las experiencias. 

El Sol, está conectado al coraje. 

La luna es un poco miedosa. 

El fuego es impaciente pero actúa. La Tierra es paciente, pero necesita impulso. Al aire le gusta compartir al mundo. El agua nos humedece y nos une. 

Somos la suma de a lo que nos dedicamos, es importante limpiarnos y salir afuera. 

 

Flores y estrellas, 

Pilar